EN ESTAS PASCUAS HABLEMOS DE COMPASION

En estas Pascuas que estamos atravesando escuché en varias oportunidades el tema de “ejercitar la compasión” , pensemos que la compasión es un elemento clave en el desarrollo de los vínculos entre todos, y puede ayudarnos a desarrollar habilidades emocionales y sociales importantes, y es un componente clave en el desarrollo infantil.

La compasión se refiere a la capacidad de sentir empatía y simpatía hacia los demás, y es una cualidad importante para fomentar la conexión y la comprensión entre los niños/as. Esto se puede observarse cuando uno juega con un niño juega con un muñeco, por ejemplo, y si lo tira uno le dice…“No, que le va a doler y va a llorar!!” y ese niño reacciona buscándolo y tratando de curarlo. En ese momento nos estaremos dando cuenta que ese niño podrá jugar con un par, con un amiguito porque para que se de la amistad con otro niño hay que tener “compasion” hacia el otro, quererlo, cuidarlo, preocuparse por lo que puede sentir o si se puede poner triste por lo que hacemos, y esa preocupación por el sufrimiento de los demás, junto con un deseo de aliviar ese sufrimiento. es una respuesta emocional y cognitiva que implica la comprensión y el reconocimiento del dolor o la dificultad del otro, y una manera de actuar para ayudarles a sentirse mejor.

Al cultivar la compasión, los niños aprenden a reconocer y responder a las emociones de los demás, lo que puede mejorar su capacidad para establecer relaciones saludables y satisfactorias.
Cuando existe algún diagnostico de neuro diversidad, esta “compasión” muchas veces no está, o esta diluida por  otro signo visible que tapa todo.
Nosotros como papas, mamas o terapeutas, debemos desarrollar la compasión ya que también puede ayudar a prevenir el acoso escolar y la exclusión social, fomentando una cultura amistad, de respeto y empatía entre los niños/as. Esa habilidad social y emocional importante, ya que puede mejorar las relaciones interpersonales, lo empieza a poner al niño/a en condición de sujeto y le brinda a la vez satisfacción personal.
El principio del juego nace cuando dos niños pueden ser compasivos uno con el otro, cuando se relacionan y les importa que le pasa al otro y los adultos debemos apoyarles y ser parte en fomentar estas habilidades emocionales y sociales que les servirán a lo largo de sus vidas.